Cuando el miedo se trasforma en coraje

¿Has sentido miedo en este último tiempo? ¿Te has alejado de personas que tosen y andan sin mascarilla?, ¿te has limitado asistir a lugares, con el temor a un contagio? Lo más probable es que sí. Millones de personas han sentido incertidumbre, miedo,  a algo invisible a nuestros ojos y  que de manera silenciosa puede entrar a lo más íntimo que es a nuestro cuerpo. Tan fuerte, que ha llevado a que miles de personas han tenido que estar en casa en resguardo, y otros cientos han tenido que abrazar el miedo y enfrentar algo que es imperceptible a nuestros sentidos.

El miedo es una de las emociones más básicas que tenemos, tiene un papel fundamental, dado que nos mantiene alertas frente potenciales peligros, lo que favorece nuestra supervivencia, nos ayuda a adaptarnos, y nos moviliza a tomar decisiones. El miedo, es el que nos precave ante un hecho o persona que percibimos como peligro, ya sea para que lo evitemos o lo enfrentemos.

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El miedo afecta a nuestro cuerpo en diferentes dimensiones, nos recuerda que podemos ser vulnerables e  indefensos. Cuando nuestro cerebro percibe una situación de peligro, nos contraemos, nos sentimos mal, tenemos palpitaciones, dolor de cabeza (nos preocupamos por lo que pueda pasar), dolor en las piernas (nos da miedo avanzar), en fin a pesar que es muy funcional, también si no lo canalizamos de manera adecuada podemos tener comportamientos y pensamientos disfuncionales. Lo que ocurre a consecuencia del miedo es aún peor que lo que ocurriría si no lo sintiéramos, como sería por ejemplo que dejemos de hacer lo que deseamos o lo que es importante en nuestra vida, porque tenemos miedo a lo que puede ocurrir. El temor, cuando es patológico, suscita inhibición y muerte anímica, afectiva, intelectual, social, valórica y hasta espiritual.

Lo importante, es saber que el miedo siempre estará presentes en nuestras vidas, lo crucial es qué hacer con el miedo y de ahí que hoy en día, en el escenario de una pandemia, hemos visto personas que han tenido conductas o pensamientos funcionales y disfuncionales como son, entre otros: estar conectados en forma permanente a redes sociales y medios de comunicación lo que les ha generado un mayor estrés,  no asistir al trabajo para quienes laboran en un  ELEAM o servicios  de salud,  estando en una constante sensación de peligro y que les genera un estrés superior a lo esperado. Se da el caso de  personas que han subestimado el peligro y han realizado conductas irresponsables.  En otras el miedo – preventivo – lo han trasformado en un autocuidado, empleando medidas de seguridad (uso de mascarilla, lavado de manos, cuarentenas voluntarias, o restricción de salidas autocontroladas), y lo han enfrentado de manera funcional, reconociendo que existe un peligro real, pero asumiendo el miedo como fuente de protección y  prudencia.

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Hago mención, cuando el miedo se transforma en coraje, dado que son cientos de  trabajadores, que si bien han sentido y sienten miedo al trabajar en centros de salud o ELEAM, con un potencial peligro de contagio, lo han enfrentado de manera funcional ¡y lo han sublimado en coraje! Es en situaciones como estas cuando los miedos nos fortalecen porque logramos vencerlos y ser así dueños de nosotros mismos. Esta batalla interna no es la ausencia de miedo, sino por el contrario, es reconocerlo, mirarlo frente a frente, controlarlo para que pase a ser un impulso para crear, para  continuar con los objetivos, los deseos y los anhelos. Es desde ahí, donde se ha escrito la historia de grande héroes, anónimos o públicos, que han enfrentado batallas personales o sociales, donde las preguntas han sido más por el qué puedo ganar sobre el qué puedo perder.

“La palabra coraje, derivada del latín cor – corazón, significa “echar el corazón por delante, es decir, tener valor. El doctor Seligman en su sitio web propone la pasión, la honestidad y la perseverancia como herramientas para desarrollar la virtud del coraje a plenitud. “Si intentamos vernos y sentirnos más valientes, tendremos el coraje para enfrentar cualquier situación, sin darnos por vencidos y constantes en el camino de nuestros sueños”.

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Entonces, frente a esta pandemia empleemos el miedo como una herramienta para cuidarnos, para develar nuestras virtudes, y aceptar nuestras debilidades.  Aprendamos a reconocer nuestros sueños, y ser libres para avanzar desde el corazón, de manera persistente y consecuente. ¡Seamos valientes y vencedores de nuestra propia batalla, sin prejuicios y estereotipos, avanzando con la fuerza interna que es el coraje!

Por: Mónica Oviedo Psicóloga, en colaboración con Alejandro Sandoval Ingeniero Civil Industrial

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