Esperando en uno de los pabellones, ansiosa está a la espera de la visita de su único hijo, quien luego de viajar por más de 400 kilómetros llegará al encuentro de su madre. Un encuentro esperado, llena de expectativas, y por consiguiente de ansiedad.
Ella luce impecable, la llamaremos Alicia en resguardo de su identidad, desde muy temprano y como de costumbre, eligió sus prendas de vestir para la tan esperada cita. Viste una de sus faldas preferidas que cubren el total de sus piernas, y por ser un día especial vistió un chaleco blanco, y envolvió su cuello con un delicado pañuelo del mismo color que su cabello, como las nubes que asomaban ese cálido día. En ésta oportunidad, permitió que le colocaran algo de rubor y lápiz labial, tan suave y delicado como cuando una madre mece a su hijo. Ese día ella tenía una belleza distinta, sus ojos le iluminaban su rostro, y su sonrisa reflejaba la inmensa alegría que representaba un encuentro tan esperado que incluso expresó ” hasta ganas de bailar, tengo”, mientras movía su cuerpo con gracia y dulzura.
El 16 de marzo de 2020, será una fecha memorable para todos quienes trabajamos en un ELEAM, dado que desde esa fecha y hasta un plazo indefinido, se mantiene una cuarentena obligatoria, lo que ha restringido el acceso a personas que no sean estrictamente necesarias para dar un adecuado funcionamiento a los Hogares. Esto se traduce en que, desde esa fecha, cientos de personas mayores institucionalizadas, no han podido tener un contacto presencial con sus familias o con personas significativas, y solo han podido comunicarse por medio de video llamado o por teléfono.
Este aislamiento ha generado un gran impacto para las personas institucionalizadas, a nivel físico, cognitivo y socioemocional, afectando considerablemente su independencia y autonomía. Desde la perspectiva de la salud mental, el no poder ver presencialmente a sus personas significativas, en este caso a un hijo, no hay duda que ha sido una de las situaciones de alto impacto emocional, y que nos muestra ciertamente que no hay tecnología que supere al hecho físico de compartir un abrazo o sentir una caricia.
En este contexto, es que nace el novedoso proyecto piloto “Cabinas de Visita Segura” articulado por Fundación ACRUX, Universidad Católica y SENAMA que, durante 10 días, permitió dicho contacto físico con todas las medidas de seguridad instruidas por el MINSAL y SENAMA, e implementadas por el equipo de CONAPRAN.
El proyecto piloto, consistió en instalar dos cabinas en dos ELEAM. Una de ellas funcionó en el ELEAM Nuestra Sra. de Los Ángeles, CONAPRAN, bajo una estricta coordinación y supervisión de un equipo multidisciplinario, compuesto por cuidadores, TENS, Técnicos Sociales, Enfermeras, Psicólogas y Asistentes Sociales que permitieron que a partgir del lunes 24 de Agosto fuéramos cómplices durante 10 días de emotivos encuentros fraternos, donde los abrazos se trasformaron en dar vida a quienes están vivos.
Como es el protocolo, en el caso de Alicia primero ingresó su hijo, permaneciendo ella en espera, para luego ingresar. Fue acompañada por un miembro del personal de salud, manteniendo una discreción absoluta y total respeto hacia los protagonistas de este encuentro de amor entrañable. La presencia de este profesional, es sólo para que la persona mayor tenga contención emocional, si requiere movilizarse o ser un interlocutor para las personas mayores que tengan alguna dificultad a nivel auditivo.
El ambiente era de una profunda emotividad, la mirada de ella reflejaba sus sentimientos al ver cómo aquel hombre de más de 45 años, se trasformaba en el niño que en alguna oportunidad estuvo en su regazo. Fueron 30 minutos donde el tiempo pareció detenerse…
Momentos antes de finalizar el tiempo correspondiente, se les avisó que les quedaban minutos para despedirse y ese fue un momento de sentimientos de alegría por el reencuentro y de gran esperanza para que se repita.
Por protocolo, la madre se retiró primero y al acompañarla hacia los salones, expresó el gran amor que tiene a su hijo y al gran hombre que es. Recordó que lo educó gracias al trabajo que realizó por años como asesora del hogar “lo crié sola, apoyada únicamente en mi trabajo como asesora del hogar pero pude darle una buena educación”. Por parte de ella, es evidente que ese gran abrazo bastó para energizar su corazón y anhelar con renovada esperanza un nuevo encuentro. Con el pasar de los días, Alicia mantiene esa actitud de anhelo y especialmente de alegría, al comprobar que su hijo no la ha olvidado.
Gracias a esta “Cabina de Visita Segura”, quienes pudimos estar en primera fila, logramos vivenciar momentos que nos conectaron con nuestra propia niñez, y rememorar momentos de inmensa entrega e incondicionalidad como hijos y padres en nuestras propias vidas.
CONAPRAN se vistió de magia y de luz durante esos días, para muchas madres, cónyugues, hermanas, gracias a esta iniciativa de convertir lo que aparentemente es una simple cabina, en un espacio fértil y beneficioso, para dar más vida a quienes están vivos, para darles un impulso renovado a sus existencias.
Visita segura adulto mayor
Por: Mónica Oviedo Psicóloga, en colaboración con Alejandro Sandoval Ingeniero Civil Industrial